No llegar a todo, sólo transformarlo

Normalmente escribo por la noche, cuando tengo los temas del trabajo terminados (si eso es posible alguna vez), las llamadas realizadas, correos contestado enviados, etc. Hoy aunque tenga muchas cosas por hacer quería comentar algunas cosas que hace días que me dan vueltas por la cabeza; basicamente es la necesidad que percibo a mi alrededor de "llegar a todo". No sé porqué en estos días se ha vuelto más acuciante. En mi bandeja de entrada se acumulan los post de blogs y otras subcripciones, correos de proyectos, facturas por emitir y por "perseguir", amigos a los que veo menos de lo que quiero. Como elemento añadido, ya sabéis que estamos en segunda vez al año que se termina el mundo -la otra es en julio- y yo por mi parte con la sensación de tener que llegar a todo.
Personas cercanas también tienen que llegar a todo (¿que será eso?), clientes que tienen que llegar a todo...todos tratando de llegar a todo y sin conseguirlo.

Estoy cansado de esta dinámica estéril de funcionamiento; tan integrado lo tenemos que ya ni lo vemos y seguimos corriendo en nuestro callejón. Me recuerda aquello de la carrera de la rata, que aunque la ganes sigues siendo una rata.
Estamos ya en Navidad; para muchos es momento de parón laboral y de encuentro familiar. Para otros es momento de activación profesional (comercio, hosterleria). Sea como sea siempre es un momento de inflexión, de antes y después; por eso me aventuro a haceros una propuesta de transformación.
He recordado la canción de Jorge Drexler (te pongo el video) y he pensado en qué medida:
1. Podemos ser capaces de fijar 2-3 cosas que són realmente importantes para
nosotr@s.
2. Ponemos eso en nuestra agenda diaria y empezamos a transformarnos y transicionar.
3. Nos comportamos con los demás y CON NOSOTROS en relación a eso.
4. Empezamos a dejar de lado (sólo una cosa al tiempo), lo que no sea importante para nosotros. Pueden ser cosas que llevamos en nuestra mochila pero no son nuestras. Repito y lo pongo en negrita pueden ser cosas que llevamos en nuestra mochila pero no son, nuestras y no son importantes para nosotros.
5. Lo comunicamos a los demás: Qué prioridad tenemos y cuál no.
6. Nos concentramos en enfocar nuestra elección el tiempo suficiente para que se instale con comodidad y se haga espacio dejando lo que no nos aporta a un lado (¿qué tal un mes?).
7. Seguimos así por lo menos con 3 valores que sean realmente importantes.

Tal vez empezando a transformarnos nosotros podremos contribuir a transformar nuestro entorno en un lugar más amable. Tal vez nuestro ejemplo pueda inspirar a otra persona (nunca sabes quien puede enamorarse de tu sonrisa), el darnos permiso para vivir con mayor armonía puede hacer que otros también se lo dén, dejar brillar nuestra esencia sin la dictadura del cronometro corriendo contrareloj pueda apoyar que
otr@s hagan lo mismo.
Reconozo que cuesta (y mucho la verdad) pero estoy convencido que vale la pena; yo ya he empezado.

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