Clarificar, clarificar, clarificar



Hace unos dias en una sesión de coaching individual, un profesional brillante y decidido del mundo del marketing me explicaba una realidad un tanto compleja. Había montado su propia empresa y tenía un puntito que lo bloqueaba. La necesidad de impulsar su propio negocio, los equilibrios de la vida profesional y personal y una relación que venía de su pasado como asalariado que había reconvertido ahora como profesional y que ahora no encontraba su lugar.

Esta realidad sin ser en si mismo muy compleja si que generaba un desazón importante en su equilibrio vital y en cómo se manejaba con esta tensión; esta persona me comentaba que podía seguir viviendo con este "mal rollo" (la verdad es que estamos muy entrenados para aguantar lo que haga falta), pero que no era agradable y temía que le robase energía para su proyecto empresarial.

Hemos estado explorando el cómo, el porquè, el para que y al final ¿sabéis que? Era tan sencillo y tan dificil a la vez como clarificar de forma precisa las relaciones profesionales que mantenemos. Me ha hecho pensar y quería compartirlo con vosotros. Es muy curioso cuando, "objetivamente" (las comillas son por el uso de esta palabra tan particular) existen pocos problemas y nos enganchan emocionalmente tanto; podemos llegar a afirmar que TODO va mal y al finar ser dos cosillas que nos remueven una barbaridad, y ese todo no es mucho pero es importante.

Bueno que me despisto. El tema que tratamos y que me hizo pensar fué que, cuando nos compromotemos con proyectos, empresas y al fin y al cabo con personas, llega un momento que uno puede acabar pediendo la consciencia del propio papel, del lugar que ocupa y de las cualidades propias que a un@ le dan valor y que la otra parte necesita. En ocasiones por una mala entendida voluntad de ayudar, de prestar servicio (esto de la orientación al cliente a veces es una mala pasada;-), de estar ahí; supone también asumir cosas que no nos corresponden y luego sientan un precedente, dar por supuesto ideas formas de relacionarnos que el otro igual no comparte...en fin que de todo aquello que no está clarifcado es asumido como cierto por nosotros y como una sombra se apodera de nuestra forma de proceder y tomar decisiones. Es un proceso tan rápido y efectivo que nos atrapa con facilidad.

Sólo por si os sirve de información, en PNL utilizamos muchas veces la pregunta crítica (en este sentido epistemológica) ¿Cómo sabes eso? ...Si No le puedo plantear eso a mi cliente...¿Cómo lo sabes?, No me van a aceptar ese enfoque ¿Cómo lo sabes?, esto no va a funcionar ¿cómo lo sabes?, Yo no soy capaz de....¿cómo demonios lo sabes?!!!

Sólo con esta sencilla pregunta puedes ayudarte a fijar si operas con prejuicios o con datos e información útil.

Para terminar, y aunque ya sebéis que no damos consejos, no dejes abiertos los temas importantes, por es abertura se irá tu energía; clarifica ,genera alternativas, enfoca, cierra y sigue tu camino.


Un abrazo.

Toni

Ver lo que vales y hacerlo ver


Hace días una buena amiga me comentaba de un conocido mútuo "no es consciente de todo lo que aporta, de todo lo que puede dar", hoy he estado con una organización muy preocupada por potenciar a su gente y el director general me comentaba "mi gente tiene muchas cualidades y ellos mismos no se dan cuenta".  La petición final ha sido "necesito que mi gente sea capaz de ver lo que vale (también sé que eso retornará en mayores ingresos para la compañía y para ellos).
Luego, en el coche he reflexionado sobre lo mucho que esto nos sucede a todos. La mayoría de nosotros venimos de una educación de exigencia, favorecida por un mercado laboral también exigente (eso no es malo, nos ayuda a superarnos) pero enfocado en lo que no tenemos, siempre en lo que nos falta.
Ya he comentado algo sobre la singularidad  y supongo que esto tiene que ver con otra vuelta de esa idea despistada por el cerebro. 
El enfoque que quiero compartir con vosotros es el siguiente: ¿Cuánta energía estamos depositando en aprender nuevas herramientas, modelos, métodos y luego no somos capaces de transmitir cómo, nuestra aportación en conocimientos, en contactos, en saberes puede ayudar a marcar una diferencia. Si no visualizamos la aportación que podemos realizar, ninguna persona podrá verla tampoco, ni conocerla, ni valorarla, ni pedirla, ni darnos una oportunidad para desarrollarla. Decia Goethe que "el hombre se cree más de lo que es y se estima en menos de lo que vale" y me parece que desde entonces no hemos avanzado mucho.
No me malinterpretéis, no me refiero a que vayamos de "sobraditos" por la vida, ni a que "vendamos motos" sin sustancia, sinó que en muchas situaciones y más en momentos de interacción persona-persona, la diferencia no la marca lo buenos que seamos y el rigor con el que afrontamos nuestro trabajo- ante el que debemos mantener elevados estándares- sinó la capacidad que tenemos de ver nuestra aportación para el otro y en expresarla de modo que pueda ser entendida en lo que es y en lo que vale, ni más ni menos
Retomando la sitación de esta mañana, el resultado final ha sido un proyecto que ayude básicamente a hacer visibles a los ojos de los participantes, todos los talentos reales que quedan relegados ante las áreas de mejora. Un proyecto para revelar los talentos existentes, y con la crisis que está cayendo, sencillamente gracias porqué existen aún personas y organizaciones comprometidas con el talento. Que dure. Suerte a tod@s.
Toni

Las heridas


Stefen Gilligan cuenta que "la vida es maravillosa pero en ocasiones duele como un demonio". Es verdad. En ocasiones ya he comentado aquí que nuestra vida es poliédrica (por fortuna) y existen partes que están bien nutridas y desarrolladas y otras que merecen un cuidado especial.

Éstas cuando tratamos de desarrollarlas, puesto que están más débiles, decimos que las llevamos de nuestra área de confort , de no forzar nada, de proteger de forma excesiva nuestros miedos con extrañas pautas de comportamiento (no hacer, no atreverse, que haga otro, especializándonos en un área técnica concreta); a nuestra área de desarrollo.

Metafóricamente acompañamos a nuestras "partes más débiles" a ser "más fuertes" y en estos pasos iniciales nos hacemos heridas, y duelen, caramba si duelen (una mala respuesta de alguien significativo, otro que nos ha fallado, una ejecución pobre que era muy importante...en fin seguro que alguna de estas u otras os suenan).

Y seguro que también habéis sentido la tentación de no volver a probar nada, de dejarlo estar....pues NO!!.
No te rindas, ¿para qué?, que te cuesta hacer algo que no has hecho nunca, pues claro!! cómo no va a costarte, si eres inexperto en eso. Que te duele, pues claro. En ese área necesitas una fortaleza que ahora no tienes y ese dolor te lo recuerda. Que necesitas parar para tomar aliento y recuperarte de las heridas, mira mejor sigues andando y te vas curando por el camino. Creo que no podemos dejar de hacerlo sólo porqué duela, sencillamente no podemos (si queremos el cambio claro).
No podemos esperar que nuevos pasos sean fluidos si somos inexpertos, ni podemos pretender que una transición sea siempre cómoda, sólo podemos pretender que sea y estar dispuestos a pagar el un precio razonable.
Me gustaría dejaros un cuento de Bucay que he tomado de http://blog-candy.blogspot.com/ y que para mi representa este mensaje:
"Y cuando se hizo grande, su padre le dijo:- Hijo mío, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes obligación de volar, me parece que sería penoso que te limitaras a caminar, teniendo las alas que el buen Dios te ha dado. - Pero yo no sé volar - contestó el hijo.- Es verdad... - dijo el padre y caminando lo llevó hasta el borde del abismo en la montaña.- Ves, hijo, este es el vacío. Cuando quieras volar vas a pararte aquí, vas a tomar aire, vas a saltar al abismo y extendiendo las alas, volarás.El hijo dudó:- ¿Y si me caigo?- Aunque te caigas no morirás, sólo algunos machucones que te harán más fuerte para el siguiente intento - contestó el padre.El hijo volvió al pueblo, a sus amigos, a sus pares, a sus compañeros con los que había caminado toda su vida. Los más pequeños de mente le dijeron:- ¿Estás loco? ¿Para qué? Tu viejo está medio zafado... ¿Qué vas a buscar volando? ¿Por qué no te dejas de pavadas? ¿Quién necesita volar?Los más amigos le aconsejaron:- ¿Y si fuera cierto? ¿No será peligroso? ¿Por qué no empiezas despacio? Prueba tirarte desde una escalera o desde la copa de un árbol, pero... ¿desde la cima?El joven escuchó el consejo de quienes lo querían. Subió a la copa de un árbol y, con coraje, saltó... Desplegó las alas, las agitó en el aire con todas sus fuerzas pero igual se precipitó a tierra...Con un gran chichón en la frente, se cruzó con su padre:- ¡Me mentiste! No puedo volar. Probé y ¡mira el golpe que me di! No soy como tú. Mis alas sólo son de adorno.- Hijo mío - dijo el padre - Para volar, hay que crear el espacio de aire libre necesario para que las alas se desplieguen. Es como para tirarse en un paracaídas, necesitas cierta altura antes de saltar.Para volar hay que empezar corriendo riesgos.Si no quieres, quizás lo mejor sea resignarse y seguir caminando para siempre.

Suerte a los que aún con las heridas siguen en su camino. Un abrazo a todos.
Toni