Me siento más yo.


Me siento más yo. Esto es lo que me respondió un directivo una vez finalizada nuestra sesión de trabajo. Estuvimos conversando sobre qué nos hace ser como somos: nuestros "autos", autoconcepto (parte linguística), autoimagen (visual) y autoestima (cinestésica). Hablamos sobre cómo nuestra identidad se ve en atrapada en perspectivas limitantes; que más allá de la "verdad" o "parcialidad" que encierran no dejan de ser una limitación. Construimos nuestra vida en coherencia con esas identidades (soy fuerte, soy tímido, soy un fracasado) que nos impulsan y nos coartan ante las múltiples exigencias que nos presenta la vida. En momentos de transición profesional, tarde o temprano uno se enfrenta a una transición de identidad.
En coaching no negamos, nos gusta añadir opciones y recursos, pensamos que si somos capaces de considerar en su dimensión TOTAL nuestra identidad, podremos abrazas demandas cada vez más fuertes. El principio es sencillo: Si somos mayores que lo que nos sucede, podemos con ello, si somos más pequeños que lo que nos sucede, todo nos puede.
Resulta que la vida, va muy rápido y la verdad, nos cuestionamos muy poco aquello que nos limita y nos retrae, sencillamente lo asumimos y damos por cierto que es así; y es cierto y falso a la vez. Quiero decir que es cierto pues si lo creemos, tendemos a repetir el patrón y la profecía se autocumple, pero resulta que si somos capaces de reconsiderar estas realidades como algo que está ahí pero añadir lo que también se encuentra y no hemos aprendido a ver como nuestras fortalezas, nuestra entrega, nuestros aciertos, nuestra chispa y lado más divertido...y mucho más; entonces nuestro sentido de identidad se amplia y aprendemos que somos más que lo que nos pasa, más que lo que nos ha ocurrido y que nuestro pasado explica nuestro presente pero no debe necesariamente explicar nuestro futuro. Cuando hacemos esto, nuestro cerebro es capaz por su propia esencia generativa de "tomar la mejor opción disponible" (según nos apunta uno de los principios de la pnl) y nuestra identidad se hace más grande, más auténtica, más yo como nos apuntaba esta persona.
Esta identidad redescubierta, que amplia el campo de visión y genera nuevas posibilidades, genera espacio para sostener nuevas opciones, nuevas alternativas de acción y por consiguiente nuevos y mejores resultados.
Momentos de transición que acompañados convenientemente generan extraordinarios resultados.
He pensado que muchos podéis sentir que os encontráis en esta situación, es normal y de hecho muy frecuente; es como la piel de una serpiente que se muda cuando ésta se hace más grande, o como la concha del cangrejo ermitaño que debe abandonarse cuando el animal necesita crecer y tomar más espacio.
Si estáis en estos momentos no los neguéis, aceptarlos y dar un paso adelante, las consecuencias son muy positivas. Ánimo

0 comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu aportación, las ideas y opiniones que recogemos hacen que trabajemos para darte un mejor servicio.